Es un afano, suspéndanlo

1, 2, 3, 4, 5 y 6. Podríamos decir que esos números son solo eso, números, pero representan muchas cosas entre la que se encuentra la cantidad de goles que le convirtieron a Los Buitres el sábado próximo pasado. Si del otro lado el número se hubiese acercado un poco sería otra la historia pero….la historia la escriben los que ganan o, mejor dicho, acá siempre la escribe el perdedor.

La paliza de esta vez fue otorgada por Fabert, equipo siempre candidato al título y al que hasta la fecha Los Buitres no pudieron robarle ni un punto aunque lo merecieron en más de una vez. Debo admitir que he visto muchas derrotas del equipo pero nunca un primer tiempo como el del sábado, Fabert salió más que decidido a ganar, presionó en todos los lugares de la cancha y cuando conseguía la pelota (creo que sólo no la tenían cuando Los Buitres sacaban del medio después de cada gol) la manejaba con criterio y atacaba por todos lados siempre con mucha gente. A esto lo acompañó una tarea triste de todo el equipo tricolor (ahora naranja fluo) que se mareó con la movilidad de los delanteros rivales, se cansó de ser anticipado en cada pelota, penó por los rebotes y lloró 3 pepas en solo 40 minutos. Cacho era la pelota de un flipper al que movían de acá para allá y rebotaba sin parar; Diego era zona de libre tránsito, hasta extranjeros indocumentados le pasaron por al lado; Tincho Guerrisi parecía que había dormido en un Zamba, no sabía para dónde ir; Pety atornillado como siempre tenía pegada al buzo una frase que afirmaba: “tirá que hoy no podes errar”; y todos los demás que no los personalizo es porque ni para escribir dieron.

Para no ser tan cruel con el desempeño de esa etapa olvidable debo afirmar que hubo dos ataque dignos, uno de Huevo que se fue apenas desviado y otro que culminó como casi toda situación de gol que ejecuta la zanahoria derecha de Ariel Pellegrini…lejos, muy lejos del arco.

En el segundo tiempo y con algunos cambios de por medio se mejoró un poco pero también el rival mermó su voracidad y realizó cambios. Sin embargo, los goles siguieron siendo tarea de Fabert que si bien no piso tanto el área rival hizo otros 3 golcitos para terminar con la goleada. Antes había descontado Huevo (el goleador del equipo) y se habían dilapidado algunas otras chances.

Una derrota que duele por lo amplia en el marcador pero más porque fue amplia en el desarrollo. Ahora queda recuperar la confianza del equipo para volver a creer que se puede jugar bien, hacer goles y ganar.

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